Multiplicación de los arcos
Arcos subjetivos y un montón de cosas más
Los mundos oníricos y antinaturales son una ya conocida carta de presentación de Tanguy, aun así, la obra que hoy tenemos entre manos muestra uno de los abigarramientos más chocantes de todo su palmarés. Todos los objetos inhumanos, que se encapsulan hasta la línea de horizonte, nos proclaman un horror vacui bastante peculiar, una saturación del espacio que nos sumerge en un gran desguace de figuras.
El título nos sugiere que estos objetos se presentan como arcos y se han multiplicado rápidamente, y aunque nosotros nos hemos acostumbrado ya a la poética y sugerente mano de Tanguy a la hora de poner títulos, nos preguntamos: ¿dónde están los arcos? Es éste el efecto que busca su hacedor, provocar en el espectador una búsqueda interminable, una decodificación de las formas que parecen nunca acabar.
Si bien advertimos una paleta cromática más variada que en otras de sus composiciones, el efecto del color en esta obra se utiliza para confundir y desconcertar a la audiencia, no teniendo el color importancia per se, sino que ésta se le otorga en el proyecto surrealista que traspasa la composición.
Fácilmente podríamos encontrar en el lienzo una referencia a la guerra. Estos «arcos» representaran una fuerza que se multiplica para un propósito, la guerra. Los objetos gruesos y tridimensionales blancos, diferentes de los arcos, crean un extraño movimiento de profundidad; son paradójicamente sombras blancas que se mueven, mientras que la gran cantidad de arcos son el ritmo, la base de un desfile marcial.
Vemos que esta obra saca a relucir la curiosidad dentro de las personas, juega con el rol de espectador clásico, animándolo a trascender en su papel de visor para vestirlo de detective, y sumergiéndolo en una búsqueda de algo que no se sabe bien que es, si es o si está. El cuestionamiento de la realidad, y la «pérdida» dentro de un proceso interactivo son las genialidades de Multiplicación de los arcos.