La purificación del templo
Expulsando mercaderes.
Domenicos Theotocopoulos, también conocido como El Greco, fue formado en el arte de los iconos a la manera bizantina tradicional y en pinturas de pequeño tamaño en un híbrido estilo grecolatino. Para el año 1563 fue reconocido en su ciudad natal (Candía, isla de Creta) como «maestro», por lo que poco después se trasladaría a Venecia en busca fama y fortuna.
El Greco permaneció en aquel lugar un periodo breve, ya que al parecer se estableció en 1567 y se trasladó a Roma tan solo tres años después. Durante esos años venecianos pudo estudiar las obras de maestros como Tiziano, Tintoretto o Veronés, posiblemente llegando a conocerlos en persona. Asimilando sus obras intentó realizar una pintura mucho más compleja: con La purificación del templo intentó salvar el hueco existente entre Creta y Venecia.
La creación de esta pintura se afianza como la unión de estilos renacentistas y la utilización de colores ricos y saturados típicos de la región veneciana. Se puede observar la figura de Cristo presidiendo la escena, vestido con los colores-símbolo del Martirio (rojo) y la Eternidad (azul).
Tras este personaje aparecen diferentes sujetos, ubicados en una composición abarrotada y poco clara que demuestra que el nuevo estilo no surgió con facilidad. Se debe atender además a las figuras porque se vuelven mucho más escultóricas, debido a su creciente interés por la anatomía. Por otro lado, aunque el marco arquitectónico clásico resulte digno y refuerza la ilusión espacial, carece de un punto de vista unificado y contiene varios errores estilísticos. Desde entonces el tema sobre la purificación del templo se repetiría en varias ocasiones, convirtiéndose en una especie de ejercicio con el que se probaba a sí mismo.