Santa
De las obras más relevantes del arte gallego.
Una labradora gallega carga un yugo de vacas y está completamente desnuda, salvo el paño regional de la cabeza.
La Santa es una mujer curtida. Está curtida en el trabajo esclavo en la casa, de las tierras, pariendo y criando hijos, y quedándose sola por el drama de la emigración. Estamos probablemente ante uno de los mejores símbolos de la mujer gallega de su época, probablemente de todas las épocas. Es más… un símbolo perfecto de la propia Galicia.
Asorey se alejó de todo idealismo realizando la escultura en madera policromada, para dar una mayor expresividad y primitivismo a la obra. Con ella escandalizó a la reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII, que evidentemente vio diferencias con el resto de desnudos de diosas y ninfas de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes. Sería por el yugo, símbolo del trabajo, y sus evidentes connotaciones políticas. La reina incluso quiso prohibirla por subversiva, y seguramente por ello, el joven y prometedor escultor renunció a hacerle el retrato real que estaba encargado hacía años.
La Santa es sin duda una obra cruda, casi brutal para algunas sensibilidades, pero de evidente belleza y expresividad. Asorey había absorbido, además de sus primeros contactos con el arte de Rodin, todo el arte regionalista y naturalista del XIX gallego, el romanticismo de la Xeración Doente, la estética medieval compostelana y las vanguardias que se desarrollaban paralelas por toda Europa en esos años, sobre todo el expresionismo alemán, que no hacía ascos al trabajo en madera, ya que conservaba una tosquedad y un aspecto irregular, un aspecto primitivo e inacabado, que suponía la perfecta comunión entre el ser humano y la naturaleza.
No olvidemos que cuando era solo un niño, Asorey ya tallaba con su navaja santos y Cristos en la madera.