La Santa Novia
Un mito celta tan anacrónico como hermoso.
Según la leyenda de la Santa Novia irlandesa, ella fue transportada milagrosamente a Belén para asistir al nacimiento de Cristo. Un anacronismo muy perdonable si se hace tan bien como Duncan.
Vemos aquí como dos ángeles pilotos llevan a la santa de túnica blanca a través del mar desde Irlanda hacia Palestina. Eso es viajar en primera clase. La acompañan en el viaje dos gaviotas por aire y una foca por agua, como una representación de la naturaleza acompañando este transporte espiritual.
Se nota muy claramente el gusto que tenía Duncan por lo decorativo, ya no por las profusamenete decoradas ropas de los dos ángeles, estampadas con diversas escenas de la vida del futuro Mesías, sino también en el marco con decoración geométrica que rodea toda la pieza.
Vemos algunas de las influencias que marcaron el trabajo de este escocés, que pasó bastante de las vanguardias artísticas que estaban revolucionando Europa en 1913: la mitología celta en tiempos del Celtic Revival, los pre-rafaelitas con sus colores y innovadoras formas de mostrar temáticas religiosas, las tendencias medievales del movimiento Arts & Crafts asociado con William Morris, el simbolismo europeo, Botticelli…
Un arte que mira sin complejos hacia el pasado, a la deriva de los gustos culturales contemporáneos. Un arte que busca una identidad que no dependa de esa colonizadora Inglaterra imperial, sino que se vincule a través de una identidad celta común a Irlanda, por medio de una estética tradicional renacentista (y eso incluye el uso de la témpera). Duncan era de los que pensaba que para construir una nueva sociedad no tiene nada de malo inspirarse en los viejos mitos.