


La vestal velada
Camisetas mojadas.
El VI duque de Devonshire, William George Spencer Cavendish, viajó a Nápoles y paró un momento en Milán para visitar a un laureado artista del que toda Europa hablaba. Decidió encargarle a un veinteañero Raffaele Monti una escultura en mármol blanco de una virgen vestal, una de esas sacerdotisas de Vesta, diosa romana del hogar. Estas vírgenes tenían una tarea importante: mantener siempre encendido el fuego sagrado del templo de Vesta.
Por 60 libras esterlinas de la época, Monti encaró dos tareas casi imposibles en una escultura de un solo bloque de mármol como son, por un lado representar el fuego y por otro una gasa casi transparente que le cubriera el rostro a la vestal.
Vemos como Monti consigue como por arte de magia esculpir los pliegues de la tela y al mismo tiempo hacer que se vea el rostro de la sacerdotisa. Las gasas eran su especialidad.
Comprendemos que lo de convertir mármol en fuego es imposible. Vemos como más que una llama, parece que la señora nos va a servir un plato de dim sum. Aún así, lógicamente no hay nada que decir de la maestría de Raffaele Monti, que aunque parezca mentira, fue un artista que murió en la pobreza.
Raffaele Monti