Las rosas de Heliogábalo
No todo es lo que parece.
Con tan solo una dedicarle una mirada rápida al cuadro este nos cautiva y nos llena de curiosidad. Los colores brillantes, el aire que remonta a la época romana y el exceso de flores dejan una incógnita acerca de lo que realmente retrata esta obra. La tranquilidad de los personajes pintados al fondo asegura serenidad y entretenimiento, sin embargo, si uno se centra en aquellos que se encuentran enterrados por las rosas el escenario cambia.
Heliogábalo fue un emperador romano que tuvo un reinado de tan solo cuatro años donde se ganó bastantes enemigos que lo llevarían a su muerte; ello se debía a que se rodeó de escándalos acerca de su estilo de vida y la forma en la que rompía con las normas sexuales y religiosas.
Entre sus escándalos más fuertes resonaba el que se retrata en esta pintura: el emperador invitó a sus huéspedes a participar en una fiesta de copas, después de varias horas sus invitados se encontraban completamente exhaustos e intoxicados, se disponían a descansar y seguir divirtiéndose cuando el techo sobre ellos se abrió y comenzaron a caer pétalos de flores. Al principio fue tomado como parte de un bello espectáculo, sin embargo, los pétalos siguieron cayendo hasta formar montañas que impedían respirar a los invitados. El emperador siguió bebiendo su vino sin inmutarse mientras disfrutaba de su verdadero espectáculo: la muerte.
Lawrence Alma Tadema disfrutaba de retratar escenas imperiales romanas con un significado contemporáneo, y en este caso aprovecha para dejar en claro que la lujuria sofoca el alma, y que no todo es como parece.