Ménades exhaustas
Tras una orgía, las ménades duermen exhaustas.
Unas ménades caen rendidas al sueño tras una de sus danzas.
Las ménades (μαινάδες) eran unos seres femeninos relacionados con el dios Dioniso (el Baco romano). Se decía de ellas que vagaban en bandas rebeldes por las laderas de las montañas y que embriagadas por los excesos, llegaban a un frenesí extático por medio de delirantes orgías donde no faltaban sexo, violencia, mutilación e incluso canibalismo.
Lawrence Alma-Tadema, apasionado de la antigüedad grecorromana, quiso plasmar a estas criaturas con este boceto inacabado. Como el rey Penteo de Tebas, Tadema las espía jugándose el tipo (aunque Penteo fue descubierto y despedazado por las ménades, participando en el rito su propia madre Agave).
El pintor de la época victoriana realiza un exquisito estudio del cuerpo femenino en reposo y los rostros de las ménades adquieren, quizás por el carácter inconcluso de la obra, un misterio y una sensualidad que recuerdan a ciertas obras de las primeras vanguardias del siglo XX.
No sabemos el motivo por el que el artista no concluyó este cuadro (la mujer central está más trabajada que las otras, así como el jarrón metálico…), pero desde luego Tadema iba por buen camino.