Live-Taped Video Corridor
Un juego entre observador y observado.
Una de las formas de instalación artística más importantes de Bruce Nauman la conforman los pasillos. En 1970 nace Live-Taped Video Corridor. Esta obra contaba ni más ni menos que con seis pasillos de distinta anchura, solo accesibles tres de ellos.
Al adentrarse en el primero, el espectador se veía atrapado en un espacio sumamente estrecho detonador de un sentimiento de angustia que iría en aumento a medida que fuese alejándose de la entrada. Suspendida a la altura del primer cuarto del espacio, una cámara graba las tres cuartas partes restantes del recorrido, más cercanas al final, de modo que una vez el espectador alcanza el segundo cuarto, es captado. Al final del camino, dos monitores muestran la misma imagen del pasillo vacío hasta que dicho espectador cruza el límite en que es capturado por la cámara. En ese momento uno de los monitores cambia y muestra al visitante, de espaldas, en tiempo real. A medida que nos acercamos a estos monitores, nos alejamos de la cámara; nuestra imagen en la pantalla es cada vez más pequeña. Posiblemente la incertidumbre y el agobio aumenten progresivamente.
En el segundo de los pasillos podías observar en una pantalla a las personas que se adentraban en el tercer espacio, experimentando una especie de voyeurismo duchampiano donde puedes ver sin ser visto. Live-Taped Video Corridor es un continuo juego de dinámicas observador–observado.
El interés de Nauman residía en investigar la conducta humana enfrentada a situaciones nuevas, incómodas o desagradables. Al centrarse en la experiencia y en nuestra respuesta a ella, el objeto pierde importancia; el foco está puesto en nosotros.
Cada proceso de cada visitante estará influenciado por todas las demás experiencias que este haya tenido en su vida y que involuntariamente trae a colación en cada nueva situación. Existe una imposibilidad a la hora de describir el resultado. ¿Qué puede estar ocurriendo en el espectador?