Mariposas perdidas en la montaña
Recuerdos de Tenerife.
París se convirtió en la capital del arte y en el hogar de muchos de los artistas en el siglo XX y para Óscar no fue menos. Su etapa en tierras francesas ha sido la más valorada y conocida, no obstante, aunque estuviera en su hogar artístico echaba de menos su tierra y es precisamente la melancolía, lo que retrata en esta obra.
Por un lado, encontramos una escena en un fondo neutro en la que hay un único motivo: una gran montaña con dos mujeres —mirando contemplativamente y dando la espalda al espectador— que caminan por ella a una caja de mariposas. Asimismo, con esta configuración vemos como el artista quiere centrar la atención del visitante en un único elemento.
La gran montaña que escalan las mujeres se podría entender que representa el Teide, aunque de una forma distorsionada y deformada recordando a las litografías inglesas (él las coleccionaba). Las mujeres que se encuentran ascendiendo por ella, a juzgar por su indumentaria podría interpretarse que figura a los antepasados tinerfeños, es decir, el pueblo aborigen guanche. Aunque también esa misma mujer podría representar a su criada, quien le contaba las historias de los guanches.
Por otro lado, la caja de mariposas hace referencia a su padre, por lo que se podría entender que la actitud que presentan estas mujeres, hace remisión a la admiración de Óscar hacia su padre y su tierra.
Por último, la mujer más cercana al espectador —y por ende más lejos de las mariposas— presenta una unión con las mismas, como si Óscar tratara de anunciarnos que a pesar de estar lejos de su tierra y sus seres queridos, nunca estará muy lejos, siempre habrá algo que le una a dónde procede.