Músicos en un balcón
Ejemplo de trampantojo barroco.
Ya habíamos visto trampantojos en esta web, pero nunca en una pintura hecha para ser colocada en un techo como esta del pintor barroco holandés Gerrit van Honthorst.
El objetivo del artista era conseguir que al mirar arriba, el espectador tuviese la impresión de que el techo estaba abierto y en un balcón estaban tocando de verdad los músicos que vemos. Una trampa en la que el espectador cae conscientemente a modo de juego (de eso va el arte, no…?).
Van Honthorst había estado en Italia, donde vio techos pintados similares, así que al llegar a su tierra realizó algunos cálculos de perspectiva y realizó el cuadro.
Todos sonrientes, los músicos se reúnen alrededor del balcón para tocar, invitándonos a unirnos a la diversión. Esa era la filosofía de van Honthorst: música, juerga y pintarlo todo de la forma más naturalista posible, como su gran ídolo Caravaggio (aunque aquí se abandona todo tenebrismo para mostrarnos un cielo azul).
Cielo azul. Optimismo. Esa era la idea. Eran los tiempos de la Tregua de los doce años entre España y los Paises Bajos, cuando esa zona era española y los holandeses querían la independencia de ese imperio en decadencia.
Los ropajes de coloridos brillantes aumentan el estado de ánimo festivo, sin preocupaciones. Se unen a la fiesta un exótico loro y un simpático perro.
Siglos después, en algún momento, el cuadro fue recortado (por eso no se ve una parte de la balaustrada y se pierde un poco el efecto óptico).