Naturaleza Muerta Resucitando
La última obra de Remedios Varo.
«El universo es una esfera infinita cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ningún lugar»
Blaise Pascal.
Nuestra galaxia, conocida como Vía Láctea, es una espiral barrada, con un bulbo o núcleo central. En todo ese lío conformado por estrellas y demás planetas nos encontramos nosotros girando como locos en nuestro propio barrio llamado Sistema Solar.
El Universo, el cosmos, los cuerpos celestes…; siempre han servido como inspiración a artistas (y no artistas) de cada rincón de nuestro pequeño planeta, como objeto de admiración absoluta por lo que representa, es decir, la grandiosidad oscura e infinita que nos rodea ahí fuera, en contraposición con nuestra insignificancia.
«A veces escribo como si trazara un boceto»
del libro «Los escritos de Remedios Varo» de Edith Mendoza Bolio.
Elementos trascendentales y metafísicos como la magia, la brujería, la creación del universo, las metamorfosis, el cosmos, la ingravidez, la transfiguración; todo esto aderezado de mucha imaginación y humor, hace que Remedios Varo cree no solo en sus obras pictóricas, sino también en sus textos, un universo tremendamente particular con el surrealismo como pegamento que une toda esta amalgama.
Podríamos presenciar en la que es la última obra de Remedios Varo, poco antes de morir de forma repentina, una despedida casi alegórica con el vacío y la tenebrosidad como tema central, con cuerpos en suspensión, algunos chocando y cambiando su estructura (la teoría del caos), pero con una brillante luz en el medio que lo ilumina todo.
En una oscura habitación abovedada en forma (posiblemente) octogonal, se encuentran:
- Una mesa con mantel en tonos beige oscuro que se retuerce creando pliegues en forma de espiral.
- 8 platos de color azul grisáceo.
- A su vez, y por encima de estos, varias piezas de fruta como naranjas, limones y manzanas (algunas chocan entre sí).
- Y un poco más por encima de estas últimas, y de forma casi etérea, lo que parecen ser libélulas en tonos azules. Curiosa alusión la de este insecto en el cuadro, cuyo significado espiritual es transformación, renovación y adaptación.
Todos los elementos flotan o vuelan, formando una hipotética espiral galáctica, donde los elementos giran alrededor del centro de la mesa, donde una vela encendida de cera de color blanco, con su correspondiente portavelas, hace la función de guía. Un halo de luz parpadeante en medio de la inmensa oscuridad ilumina la escena.
«El viaje es la metáfora más frecuente en el universo de nuestra pintora».
En esta frase de Isabel Castells en el libro «Cartas, sueños y otros textos» de Remedios Varo, podemos entender mejor las obras de la artista, pero en especial esta última, por ser la definitiva.
En esta estancia, en la que vemos un baile de «traslación espacial», Remedios Varo muestra el viaje de la vida: el comienzo y el final, nacimiento y muerte, y en medio, un desfile continuo de sucesos.
El título de la obra es, por lo tanto, tremendamente significativo: «Naturaleza muerta resucitando».
Podríamos deducir que, en esas tres palabras, Remedios no solo se despide del mundo a través de su obra pictórica si no también literaria, creando dicha despedida con un Inicio – Naturaleza – Nudo – Muerte, y finalmente el Desenlace – Resurrección.