Niña enferma
Retrato de la más cruel enfermedad.
El pintor realista noruego Christian Krohg fue un precedente inmediato de Munch. Además de su país de origen, les unían algunas temáticas como la pobreza o la enfermedad (física, emocional y social), y sobre todo el modo de enfocar estos temas.
Krohg dio clases a Munch y le inculcó esa forma de ver la vida, no del todo amable. Triste, pero que también posee belleza.
Es el caso de esta niña enferma que nos mira desconsolada, un descarnado retrato de la enfermedad infantil, probablemente la tuberculosis que mató (y sigue matando) a millones de personas. Como la hermana de Krohg, muerta cuando el artista era aún joven, dejando un vacío imposible de llenar jamás.
Un cuadro exageradamente vertical, brutalmente isósceles, perturbadoramente frontal, que muestra a esta chica abrigada en su manta. Una niña pálida rodeada de blanco inmaculado que tanto puede representar la pureza como la dolencia. Algún que otro tono rojo amplifica este simbolismo, tanto en sus párpados enrojecidos por el llanto y el sufrimiento como en esa rosa también hermosa y enferma que pierde sus hojas lentamente como si también estuviera llorando. Una hermosa premonición de la muerte.
Blanco inocencia y rojo sangre para transmitir que la muerte y la enfermedad llega hasta las criaturas más indefensas.