Niño riendo
Los retratos de Hals y sus enormes pinceladas.
Franz Hals fue un retratista extraordinario, de pincelada rápida pero eficaz, de composiciones precisas, de temática alegre, con modelos entre los que se cuentan músicos, bufones y niños, siempre con una sonrisa dibujada en su rostro.
Aún con esa pincelada tan “impresionista” vemos que el retrato de este niño está cargado de naturalismo, con el pelo alborotado y mejillas sonrosadas, y precisamente esa especie de vibración en en cromatismo es perfecta para retratar a este muchacho holandés que enseña sus dientes sin pudor.
Y digo esto porque es bastante extraño que un retratado enseñara los dientes. Mostrar la sonrisa era una cosa bastante vulgar o propia de un psicótico. Sólo un loco saldría retratado de esta forma, como bien se cuenta en la película de Seth MacFarlane “A Million Ways to Die in the West” (2014).
Por supuesto Franz Hals no era de esta opinión, y cada vez que podía, retrataba a una persona feliz, pero feliz sinceramente. Y, ¡oh casualidad!, eso es precisamente lo que nos transmite a nosotros. Incluso podemos sorprendernos esbozando una sonrisa nosotros mismos al ver una imagen tan llena de vida y gracia como esta.
El niño tiene la dentadura un poco sucia, pero ¿qué europeo no la tendría así en esos años tan barrocos?.