Paolo y Francesca de Rimini
Las pinturas de Doré nada tienen que envidiar a sus grabados.
Gustave Doré, como sabemos, era un ávido lector, y basó la práctica totalidad de su producción artística ilustrando sus libros preferidos mediante el arte del grabado, del que se erigió como uno de sus mejores representantes. Sin embargo hay ejemplos igual de notables en pintura, como es el caso de esta maravillosa representación del amor trágico.
Francesca y Paolo son dos personajes del «Infierno» en la Divina Comedia de Dante Alighieri, poema épico que Doré tenía en gran estima y que ilustró en varias ocasiones de muy buena gana. La historia de estos dos es de lo más trágica, como deben ser las verdaderas historias de amor taquilleras.
Paolo Malatesta y Francesca da Rimini, contemporáneos del propio Dante, estaban muy enamorados, pero por supuesto sus familias estaban en guerra. Para negociar la paz, Francesca fue ofrecida en matrimonio a Gianciotto, un tío deformado y violento que era el heredero Malatesta, y que por desgracia era hermano de Paolo.
Francesca y Paolo se hicieron amantes, pero fueron sorprendidos por el marido cornudo y apuñalados por él hasta la muerte. Por si no fuera poco, los dos enamorados fueron condenados al infierno por su pecado, y castigados a ser arrastrados sin rumbo por una violenta tormenta en el segundo círculo del Infierno.
En el libro, Dante y su guía Virgilio (que aparecen en la pintura abajo a la derecha en forma de dos siluetas recortadas en el crepúsculo rojo) ven a los amantes flotando sobre el abismo. La expresión de tristeza en el rostro de Francesca rompe el corazón de cualquiera, pero al menos estos dos amantes están juntos eternamente, ¿no…?