Piezas de Conversación
Participemos en la crisis del individuo moderno.
En los años noventa, Juan Muñoz realiza Piezas de Conversación, un grupo de esculturas monocromáticas con base semiesférica que les ancla al suelo. A medio camino entre la escultura y la instalación, la obra invita a participar. Debe haber una implicación del espectador, este tendrá que andar, pasear, mirar e intervenir para saber; la experiencia, constata una tensión y una incapacidad que hace al asistente sentirse incómodo. Con esta obra, Juan Muñoz, ironiza sobre la incomunicación, el silencio y el aislamiento.
El discurso del artista se refiere a la dificultad de las relaciones del hombre como ser social, reflexiona sobre la presencia del poder en todo lo que hacemos y en donde quiera que estemos generando la despersonalización del individuo y su homogeneización.
Las figuras de Pieza de conversación no son individuos particulares, no hay retratos; se trata de sujetos con rostros inexpresivos, con los ojos velados y una base que les impide desplazarse, que les ancla, les sostiene pero actúa como contrapeso; si intentamos darles un empujón y movilizarlas, siempre volverían a su posición inicial. Esta noción, que nos remite a las luchas de poder mencionadas por Foucault.
Entre los personajes, hay un afán por intentar relacionarse, en su esfuerzo, hay una fuerte tensión acompañada por una sensación de soledad y aislamiento; son figuras que parece que conversan entre sí, pero sin conseguirlo. El silencio y la imposibilidad de hablar de las esculturas siempre estará ahí.
Juan Muñoz aborda la crisis del sujeto moderno. En la obra, el artista plantea la idea de una sociedad (la sociedad actual) en la que no se acepta la identidad, una sociedad que encaja a sus individuos dentro de la categoría moderna de la normalidad. Vemos sujetos integrados en un todo, pero que revelan una incapacidad de comunicación que les confina, anclados a esa base (metáfora del poder) que limita sus movimientos e imposibilita su desplazamiento, con esa veladura en los ojos que les impide expresarse, tener una identidad, que les constriñe a ser iguales y formar parte de lo mismo. De forma crítica, Juan Muñoz nos hacer caer en cuenta de éste hecho.
La puesta en escena es una dramatización de los intentos fracasados de comunicación del hombre contemporáneo, una representación escénica de la incomunicación, las acciones de poder y sus consecuencias.
Juan Muñoz, considerado como un renovador de la escultura, formó parte de la primera generación de autores que reintrodujeron la figuración en la escena artística contemporánea, además, poseía una singular capacidad para tramar narraciones en espacios con atmósferas cargadas de teatralidad.
El espacio es una elemento esencial en su obra, lugares que sirven de ambiente a escenas que maniobran entre lo real y lo etéreo, usando elementos del mundo de la magia, ilusiones ópticas y misterio.
La falta de comunicación, la identidad y la locura son temas siempre presentes en su obra. A través de su escultura, un conjunto artístico de gran destreza narrativa, tuvo la capacidad de representar la crisis del individuo moderno.