Recién nacido
Hello Baby!
A principios de 1910, Egon Schiele creó una serie de dibujos de niños recién nacidos que mucha gente considera horribles y hasta terroríficos, quizás por su enorme e intensa expresividad. No es mi caso: estas obras me parecen fascinantes y muy muy bonitas. Y bastante reales, por cierto… no vamos a negar que muchos recién nacidos son grotescamente feos: pálidos, amarillos, morados, amorfos, desproporcionados, arrugados, hinchados, estrambóticos, contrahechos…
¿Pero entonces es bonito o no lo que hacía este hombre? Schiele era una expresionista y eso no siempre gusta a todo el mundo, porque el Expresionismo no viene a ser más que una deformación subjetiva de la realidad. Aunque en definitiva, esa puede ser una definición válida del arte en sí: una deformación subjetiva de la realidad…
Como expresionista, Schiele a menudo exageraba la delgadez de las extremidades de sus modelos, el tamaño de las cabezas, el color de las pieles… ¿Cómo no iba a hacer lo mismo con un ser recién nacido? Perfecto para experimentar con colores, formas y poses imposibles, como nos tiene acostumbrado el artista. Aquí se recrea en las poses de las manos y en ese ombligo recién estrenado.
Si no fuera por este elemento, no quedaba claro si este bebé acaba de venir a este mundo o todavía flota en el líquido amniótico, dada la característica falta de fondo de Schiele, donde las figuras flotan en poses de contorsionista.
Entonces, ¿es bonito o no? Cada uno que juzgue con su propio criterio… De eso trata el expresionismo: depende de cómo y quién lo mire. Igual que a un recién nacido.