Retrato de Luis Buñuel
Dalí retrata a su colega
Salvador Dalí conoció a Luis Buñuel en la Residencia de Estudiantes de Madrid (por ahí pululaban otros creadores como Lorca o Maruja Mallo) y desde entonces se hicieron inseparables. Ambos colaboraron juntos en numerosas obras de arte, entre las que debemos destacar «Un perro andaluz», primera película surrealista dirigida por los dos.
En este retrato, el pintor representa al cineasta, y lo hace abandonando el cubismo con el que había experimentado esos años. Dalí vuelve al clasicismo como hicieron muchos otros pintores de esos años en toda Europa. Aún así podemos observar ciertos rasgos cubistas, sobre todo en el esquemático paisaje de fondo y en el rostro carismático del director de cine.
El retrato quiere marcar los volúmenes y destacar la luz de forma violenta, como si Buñuel fuese una escultura. Sabemos que el cineasta era un tipo imponente, no sólo físicamente sino con un fuerte carácter, y por tanto Dalí capta a la perfección la personalidad de su colega. El joven pintor veía a Buñuel casi como una figura paternal.
Según contó el propio Buñuel «Salvador midió exactamente mi nariz, mis labios, y a petición mía añadió varias nubes largas y ahiladas que me habían gustado en un cuadro de Mantegna».