Retrato de Mime Van Osen
Nunca hagas hablar a un mimo.
Erwin Domenik Osen (1891–1970), más conocido como Mime van Osen, fue un amigo cercano de Schiele y compañero del Neukunstgruppe (ese grupo de artistas descontentos con la academia que montaron Schiele y sus satélites). Al parecer, Osen era pura energía y carisma, como su ídolo Rimbaud. Un tío cool muy apreciado por todos los modernos de Viena y odiado (aunque admirado en secreto) por la vieja guardia. Osen era alto y delgado, pálido y demacrado. Todos lo veían como un excéntrico, exhibicionista, aventurero y juerguista. Y además de artista era otra cosa: van Osen era mimo.
Es por eso que Schiele lo retrató varias veces, y además amplificando su gestualidad al 11. Y ya sabemos lo que le gustaba a Schiele la gestualidad. Aunque al parecer, no exagera demasiado: era normal ver a un desaliñado Osen poniendo sus caretos por las cafeterías de Viena.
Schiele juega sobre todo con las manos del mimo, que se permite colorear. Cara y manos —las dos herramientas del mimo— son de vivos colores, como si el artista quisiera traducir cromáticamente la expresividad de su extravagante amigo.
Otra de las armas secretas del artista eran las poses y muestra con todo tipo de posturas a van Osen desnudo, flotando en ese espacio vacío tan típico del artista.