San Bruno
Escalofriante realismo barroco de la escuela sevillana.
Montañés fue el más destacado escultor de la escuela barroca sevillana, que procura un gran realismo o naturalismo. En esta escuela las imágenes buscan ser prácticamente de carne y hueso e incluso se les pone a veces todo tipo de postizos como cabello natural, ojos y lágrimas de cristal y vestidos de verdad.
La finalidad era sin duda —cosa muy barroca— tocarle la fibra emocional al espectador, provocar emoción religiosa. Pero sin pasarse. Montañés siempre destacó por su serenidad y mesura. Los sevillanos al parecer eran un poco más elegantes que los castellanos, que no escatimaban en sangre, gore y sufrimiento para su pobres imágenes.
Las esculturas en madera policromada de Montañés son de un sereno equilibrio entre material y forma, entre la idea y su representación. Muchos en la época se referían a él como el dios de la madera
o el Lisipo andaluz.
Por supuesto aún hoy en Andalucía se veneran sus figuras.
A tamaño natural nos representa aquí el artista sevillano a San Bruno, el monje alemán que fundó la orden Cartuja, de pie, vestido con el hábito blanco de su orden y su cool peinado monástico. Una figura que derrocha sencillez y austeridad que se traducen en un hiperrealismo barroco.