¿Valentías? Cuenta con los años

Una anciana cae escaleras abajo en este dibujo de Goya. Y abajo a lápiz, con su mágica e inconfundible caligrafía (y ortografía), el artista sordo escribe: Valentias. Quenta con los años, como diciendo ¿Eres muy valiente, eh…? Pero piensa en tu edad.

Con un poco de tinta y un poco de agua, Francisco de Goya garabateó en su Cuaderno de dibujo E una escena genial en su sencillez. Una escena que recuerda al cómic y al humor gráfico por su capacidad de síntesis y expresividad. Esa escalera, que corta la composición en diagonal, contrasta con esa caótica vorágine de la mujer cayendo patas arriba, mientras se le levanta la falda viéndosele un muslo blanquísimo. Su cara de susto lo dice todo.

Los Cuadernos de dibujo de Goya son una de las muestras más interesantes —y quizás más desconocidas— de su obra, y paradójicamente son las que mejor muestran al Goya artista y al Goya humano. Son el perfecto ejemplo del Goya privado: arriesgado, moderno, experimental…

Son un ejemplo de lo que podemos denominar «diario de artista», herramienta que —que se sepa— nadie utilizó antes de él. Goya empezó estas libretas en su viaje de juventud a Italia y existen 9 cuadernos. La imagen de la vieja cayendo escaleras abajo forma parte de su Cuaderno E o Cuaderno de bordes negros (esa viñeta de doble borde en tinta es como otro preludio del cómic).

Estos dibujos son también un claro preludio de lo que serían sus Caprichos, ya no solo por sus variadas temáticas, que van de lo grotesco a lo erótico, pasando por lo escatológico, sino porque en muchos de ellos Goya comenzó a poner títulos o frases que ilustran —o más bien que rematan— lo que se quiere decir, a menudo usando dobles sentidos o juegos de palabras.

Lo cierto es que en cada cuaderno Goya va adquiriendo mayor maestría, más seguridad en el dibujo, sin llegar a apreciarse apenas rectificaciones. Son pequeñas obras maestras, más o menos esbozadas, a veces pura espontaneidad, a veces muy bien trabajados, pero en ocasiones simples manchas, borrones o garabatos consciente o inconscientemente inacabados.