Vaso de agua con cafetera
Para Proust y Chardin, una cazuela puede ser tan bella como una piedra preciosa.
Chardin fue sin lugar a dudas el mejor pintor de naturalezas muertas de toda Francia. Es decir, un género de segunda, muy inferior a los grandes temas que trataban los grandes artistas: historia, mitología, religión… Pintar lo que hay en la cocina era poco menos que un ejercicio para los princiantes.
Para Chardin sin embargo era una obsesión plasmar objetos de la vida cotidiana, objetos nada sofisticados, algo que lo alejaba del lujo y la opulencia del bodegón barroco. Le gustaban las cosas perecederas. Cosas tan simples como un simple vaso de agua.
Pues fijaos bien en ese vaso, tan real que asusta. Desconozco si es más noble pintar los amores de Zeus o la batalla de Fontenoy, pero este cuadro, sólo por ese vaso de agua, me parece superlativo. Una obra del más alto nivel de Arte, con enormes mayúsculas.
Acompañan al vaso de cristal, esa cafetera de barro y unos ajos. Colocados de forma perfectamente equilibrada y armoniosa, estos elementos se disponen sobre una austera mesa y un sencillo fondo, y eso, nada más es lo que constituye una obra maestra.
Proust dijo de Chardin: Nos ha enseñado que una cazuela puede ser tan bella como una piedra preciosa.