Water Walk
Música de vanguardia en la TV.
John Cage realiza una de sus composiciones en un popular programa de televisión estadounidense. Se trata de Water Walk. El músico lo explica: Water, porque contiene agua y Walk, porque camina durante la representación. Sencillo.
Pero complejo al mismo tiempo: 34 instrumentos (una olla a presión, un patito de goma, una regadera de jardín, una trituradora de hielo, una bañera…). Y Cage controla el tiempo más o menos matemáticamente según su partitura: después de todo es un músico muy reputado.
El presentador ya advierte antes de la representación… Es probable que público se ría. No hay problema,
dice Cage. Prefiero las risas a las lágrimas.
Efectivamente, el público se parte el culo ante esta muestra de neo-dadaísmo. Hay algo de ridículo en toda performance, y en las de Cage el humor (consciente o inconscientemente) es un elemento clave.
El músico fue un revolucionario, guste o no su revolución. Creó un arte controvertido. Algunos dirán que un timo, otros que una obra maestra. Y quizás probablemente ambas cosas. Porque los matices en toda creación son muchos.
Ya en su famosa pieza 4’ 33″ levantó ampollas: cuatro minutos y medio en silencio, sin tocar una sola nota. Para muchos una gamberrada dadá, pero para otros una pieza de arte muy, muy seria. Después de todo, la pieza era una reflexión sobre «el silencio» (o si es posible que exista tal cosa), sobre el vacío, sobre la nada. ¿Puede existir la nada…?
Aquí Cage reflexiona sobre el agua, y sobre el caminar. También algo muy serio. Y sobre el azar, tan poco y a la vez tan importante. Un elemento que se convirtió en su principal temática, herramienta y soporte. Alguien tenía que hacerlo.
Muchos no toleran que algo así pueda ser llamado arte. Sin embargo ahí está la influencia de Cage. No solo en música, sino en literatura y desde luego en arte.