Albañil herido
…o borracho.
Un edicto real de 1778 regulaba los accidentes laborales en España, demandando daños y perjuicios a los capataces por caídas de albañiles de andamios, que al parecer debían ser bastantes. Había un problema en el país y aquí, como siempre, Goya simplemente usa su pincel para denunciar otra lacra.
Vemos a dos trabajadores de la construcción (véanse los andamios al fondo) llevando en brazos a un tercer albañil herido. Por sus caras podemos intuir que el accidente ha sido bastante grave.
Este cartón para tapiz resultó ser el único de la serie que nunca se llegó a tejer. Quizás no gustó a los nobles el mensaje pre-pro-proletario, aunque es cierto que Goya pintó otra versión en la que el mensaje cambia drásticamente. En ella el albañil herido se convierte en un albañil borracho y los rostros tristes de sus compañeros se tornan risueños y burlones. Cambia el mensaje, pero la denuncia sigue: abundaban en la época los trabajadores subidos a andamios con unos vinos de más. No se erradicaron los accidentes laborales.
Como vemos, Goya tenía plena libertad en cuanto a la elección de escenas para estos tapices destinados a decorar las casas y palacios de los ricos, y hasta se permite denunciar los problemas de los trabajadores unos cuantos años antes de nacer Marx. Ya sabemos que este tío era un adelantado.
Goya pintaría durante 17 años más de 60 cartones para tejer telas a partir de ellos. Muchos de estos cartones sorprenden tanto en lo formal como en lo temático, quedando automáticamente obsoletos los tapices creados por artistas anteriores, como van Loo y Houasse, que habían venido con Felipe V.
Me vais a permitir un poquito de span: es sobre el libro de Goya «El tiempo también pinta»?.
Si os gusta HA! y os gusta Goya, es altamente probable que os guste este libro.
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¡Muchas gracias!
Miguel Calvo Santos