Anatomía de un kimono
Collage feminista.
Miriam Schapiro adoptó como material para sus femmages el kimono, la tradicional prenda japonesa. En vez de tubos de pintura, Schapiro cortó trozos de tela de estos vestidos, creando conjuntos abstractos y muy coloridos, consiguiendo una especie de expresionismo abstracto construido a base de textiles.
De esta forma, combinando collage, pintura, tela, bordado, consiguió su objetivo de unir «arte elevado» y «arte decorativo» (este último asociado condescendientemente a las labores femeninas).
Un arte femenino construido por medio de la apropiación transcultural, que la artista feminista pretende hacer universal.
El Femmage (juego de palabras entre collage, hommage y femme), se puede definir como un íntimas que no eran apreciadas ni admiradas fuera del hogar, y ni de coña por la intelligentsia patriarcal del mundo del arte.
Pues Schapiro se empeñó en los años 70 (década del auge del feminismo) en recuperar y valorar ese trabajo creativo de las mujeres de todas las culturas y colocarlo directamente en los museos de Arte con mayúsculas.
Así, Schapiro reacciona contra esa masculina sobriedad minimalista (tan industrial y despersonalizada) y le da otra vuelta de tuerca al expresionismo abstracto (otro campo de nabos). Adopta orgullosa el «decorativismo» como un Arte Mayor, dejando de ser una labor anónima.