Condenados
El castigo eterno.
La transmisión del dolor y la agonía de la manera más turbulenta posible. Compositiva y temáticamente muy relacionada con otras obras del palmarés del maestro como otro lienzo que recibe también el mismo nombre y Octavo Circulo.
Nos plantamos frente al retrato del castigo, con escorzos muy forzados, casi inhumanos, que llegan a hacernos sentir la angustia de los personajes. El autor conoce la anatomía humana, es un gran dibujante, pero bajo su premisa expresionista sacrifica todo en pro de unas mínimas pinceladas llenas de vigorosidad y fuerza que nos transmiten movimiento y, ahondando en la parte más psicológica de la obra, el tormento del castigo que los condenados sufren y sufrirán hasta el fin de los tiempos.
Un fondo esbozado a duras penas combinado con la gama de grises y verdosos nos ceden una sensación que nos marea, que nos ahoga. Parece que todo se baña bajo un filtro de luz anaranjado y es que nos encontramos en la caldera del infierno y sus llamas bañan la escena, todo y que se encuentran fuera de cámara.
Con esta obra Ressendi parece condenar, literalmente, a su sociedad. Dispone tres hombres a los que bien pudo poner la cara de tres conocidos o de tres de sus vecinos para, de forma poética, enviarlos al infierno, o quizás no pretendía nada de esto y simplemente era un encargo más para pagar el pan, quién sabe. Queda claro que el recurso poético existe, que la crítica social existe, que la técnica expresionista desborda el lienzo. Baldomero Romero Ressendi con unas mínimas pinceladas era capaz de transmitir lo que otros autores nunca pudieron aprender: marcar con sus obras al espectador. A modo de impresión mental la imagen o obra te acompaña y ronda por la cabeza tiempo después de haberla contemplado en la pared, mientras tanto tú te preguntas: ¿Qué querrá decir con…?