Prendimiento
¿Te importaría largarte por favor?
Una turba termina de apresar a Cristo (que con la capa roja parece un superhéroe de época), lo retienen maniatado, se disponen a… ¡Un momento! Todos los personajes miran hacia ti. ¡Qué situación más incómoda! Parece que hayas interrumpido su escena y éstos esperan a que desaparezcas de allí. El mismísimo hombre de rojo situado a la derecha de Jesucristo abre las manos en señal de incomprensión, si pudiera hablar te diría: ¿qué coño haces? La composición tiene una fuerza increíble, vaya manera de apelar a la reacción del espectador.
Todos los personajes reciben un tratamiento bastante detallado, no olvidemos que el autor tenía mucha mano como dibujante y más de lo mismo como pintor. No parece que la obra fuera de su etapa final, dado que en ella su pincelada era mucho más libre y menos medida, podríamos situarla dentro de su época de juventud, cuando las comitencias eclesiásticas y particulares eran su sustento. Pese a ello, la obra muestra madurez en lo técnico y solidez en lo compositivo.
Los ropajes y las telas reciben un tratamiento de luz, con sus claroscuros, bastante académico y clásico. Ressendi es un gran apasionado del estudio lumínico y pese a que en la gran mayoría de las veces es un solo foco el que baña sus escenas aquí, por propia naturaleza del tema pictórico, la luz diáfana de un espacio abierto es la encargada de dar vida a la obra.
Un tema clásico interpretado con una innegable pincelada de humor. Da igual en lo que sea que trabajara, Ressendi se encargaba por activa y por pasiva de dejar su propio sello. Si en este proceso el autor puede crearte la sensación que busca, en esta ocasión que el espectador se sienta totalmente fuera de lugar, pues mejor que mejor.