Los borrachos
Merienda y cigarro
Dos toreros echan la tarde mientras le dan a la botella. Tras una pequeña escena del tipo «pseudobodegón» aliñada con un zapato que se sitúa en la esquina inferior izquierda, encontramos el gran plano principal, los dos personajes, que se nos muestran abatidos y eso, borrachos, sentados en el suelo de una habitación que debemos imaginar.
Como en muchos de los cuadros de Ressendi, una luz cenital anaranjada baña la obra. Es común en su obra el hecho de recurrir a elementos de luz exógenos que nos recuerdan inmediatamente al proceder de un plató televisivo, pues las escenas parecen sufrir un proceso de «fotografización». Es muy interesante, entre otros, el tratamiento lumínico que reciben las pequeñas borlas o decoraciones del traje de luces del maestro.
Los borrachos aúna la temática costumbrista y taurina, una fusión muy arraigada en la producción del artista. El argumento alude de manera clara al vivir de los toreros de su tiempo, éstos podían cortar oreja y rabo en una tarde de maestranza y perfectamente después fundir un jornal en buen vino y buena fiesta. Aun así, el autor nos muestra de manera amable dos señores que se amarran a sus copas como si éstas fueran su único tesoro, no da protagonismo a nada más; la escena se resume a los dos toreros, a sus expresiones y a sus trajes de color. Qué bonito beber con un colega, literal.