Cúpula de la Sala XX de los Derechos Humanos de la ONU
La caverna del cromatismo.
La llamada (quizás presuntuosamente) «Capilla Sixtina del Siglo XXI», se conforma por una cúpula situada en el epicéntrico corazón de los Derechos (de los) Humanos, ¡Vaya potencia poética! En ella enormes goterones de color que apuntan a «nosecuales» ejes cardinales cuelgan del techo.
Hay bastante más de ingeniería que de «arte» detrás de todo esto: la cúpula se asienta (mejor dicho, se suspende) sobre una estructura interna de 934 m², y se recuesta a su vez en 737 paneles de nido de abeja de aluminio sujetos a una estructura radial de acero. Sobre estos paneles se colocó un lienzo de poliamida al que se aplicaron dos capas de pintura de fondo como mordiente, una primera base para albergar los posteriores 6.000 kilos de resina epoxi cargadas con fibra de polietileno y sílice micronizada, elementos que modelan finalmente el enjambre de estalactitas que puebla el techo.
Un trabajo para nada individual. Para llevarlo a cabo se necesitó un equipo de aproximadamente 15 personas, de una dilatación temporal del proyecto demasiado controvertida y, además, de un presupuesto estratosférico del que aun hoy en día se tiene discusión, no solo por su adquisición sino también por su mantenimiento.
Al final la obra sabemos que fue concebida según el autor como una metáfora de lo que representa el organismo de las Naciones Unidas. ¿Es pues la sede de la ONU una cueva prehistórica llena de seres arcaicos e incivilizados? ¿El cromatismo de la cúpula materializan la expresión «para gustos colores» mediante unas afiladas e incisivas estalactitas? ¿Cada color representa una nación en concreto? Las lecturas son infinitas, y encontrar en todas las posibilidades cierto toque ácido y sarcástico es una actividad tremendamente divertida.
Quedémonos con el significado oficial de la obra dado por el propio Barceló:
Es como mirar el mar que es algo permanentemente cambiante. También es una metáfora de la pintura en general, que nunca está acabada, que siempre está en metamorfosis. [… ]; he pintado muchas sopas, remolinos, especie de magma del mundo en formación y esta obra es como la sopa definitiva, una sopa enorme, gigantesca, de materia en transformación y es un poco la conclusión de mi obra».
Pues eso.