Del natural
El ojo de Brauner.
Entre los surrealistas parisinos de los años 30 destacaba un grupo interesantísimo, hoy bastante olvidado: era el grupo de Bucarest, liderado por el escritor Gellu Naum.
Entre los principales artistas plásticos del grupo destacaba el rumano Victor Brauner, con un estilo que influyó notablemente en los demás surrealistas que acabaron eclipsándolo.
El arte de Brauner era fascinante, y tenía una peculiaridad: estaba obsesionado con los ojos. En toda su producción artística aparecen constantemente estos órganos de una u otra manera.
En esta obra llega ya a límites escandalosos con esta obsesión, y de los ojos de esta figura surgen largos apéndices que son los que pintan un cuadro del natural (sur le motif, en francés). También de su nariz, como vemos. Una oda a los sentidos como el olfato y la vista para indagar en lo más profundo del subconsciente humano.
Lo curioso de la vida de Brauner y de su obsesión oftalmológica es que un año después de pintar este cuadro, Oscar Domínguez, el surrealista alcohólico canario amigo suyo, le partió un vaso de cristal en un ojo y Brauner lo perdió. ¡El mismo ojo que el artista había representado en su Autorretrato sin ojo que había pintado años antes!.
¿Azar…? ¿premonición sobrenatural…? No lo sabemos. Pero reconozcamos que tanta casualidad no es muy normal. El caso es que este incidente se convirtió en un evento absolutamente fascinante para los surrealistas (tan obsesionados todos ellos por los ojos) y Brauner acabaría por aceptar su destino.