
Dispensador de Pez
Nuevos linajes.
Jean-Michel Basquiat representa a un dinosaurio con una corona, e inmediatamente pasa a ser una imagen inequívoca de su estilo. Casi un icono, una muestra de ADN del artista más radiante del arte Estados Unidos de los 80.
Con acrílico, Basquiat mezcló arte callejero con su característico neoexpresionismo que tanto bebe de la cultura popular (bebe, digiere y regurgita). No en vano, titula a esta pintura Dispensador de Pez, haciendo alusión al conocido caramelo austríaco con sus dispensadores en forma de mechero.
El dispensador de caramelos tiene forma de Tyrannosaurus rex y el artista le añade sobre la cabeza la típica corona de tres puntas que vemos en tantas de sus obras. La corona, además de servir de una especie de firma de Basquiat, por supuesto tiene mucho simbolismo en sus cuadros. Evidentemente alude al poder, pero también al éxito o al talento. Dependiendo de a quién se la coloque, puede ser un símbolo de la lucha de clases, o una denuncia de esa desigualdad que se empezó a desbocar en esa década de los 80s tan frívola, aterradora y fascinante.
Es frecuente que el artista coronara a músicos, poetas, escritores o artistas, ese nuevo linaje. Y a veces también a figuras marginadas, inadaptadas o —en este caso— extintas. Y hasta de vez en cuando, se representa a sí mismo autorretratado con la corona.