Jean-Michel Basquiat
Estados Unidos, 1960–1988
Nueva York, finales de los años 70. El barrio del Soho aparece pintado a menudo con mensajes firmados por SAMO («SAMO salva idiotas», «SAMO fue el resultado de la sobreexposición»…). Un artista de origen Haitiano-portorriqueño vende postales y camisetas diseñadas por él mismo.
Se trata de Jean-Michel Basquiat, un joven que ya cuida su fama de artista maldito viviendo en las calles, drogándose y pintando.
De pronto, comienza a usar lienzos como soporte y mata a su alter ego SAMO («SAMO is dead»). Influenciado sobre todo por el expresionismo abstracto, y Cy Twombly, además del arte primitivo y según él su mayor influencia: el libro de Anatomía de Grey, Basquiat es catalogado como neo-expresionista y «artista afroamericano».
Pero pronto esas etiquetas se quedan cortas para definirlo. En 1980 Basquiat empieza a ser muy reconocido en el mundillo artístico neoyorquino. Deja de ser afroamericano para ser americano. Warhol se hace su amigo y protector, y comienza a vender muchos cuadros a muy buen precio. De hecho, su éxito en los siguientes años fue algo rutilante («The Radian Child», «El niño radiante», empezó a llamarle la crítica).
Pero como afirmaron muchos: «Su fama superó a su arte». Basquiat acabaría muriendo de sobredosis con –como no– 27 años. Pero el artista siempre afirmó que era inmortal. La leyenda continuó tras su muerte. Hoy se considera un genio, el último gran artista norteamericano cuyo trabajo se llega a cotizar hoy hasta 15 millones de dólares por cuadro.