El profeta
Antes del surrealismo, de Chirico ya trabajaba con los sueños para crear arte.
Ejemplo clásico de “Arte metafísico”…
Chirico se adelantó varios años al surrealismo (de hecho fue una de las mayores influencias para ellos), combinando en sus imágenes oníricas lo moderno y lo antiguo, lo real y lo soñado, lo tranquilo y lo inquietante.
Por que no hay nada más desconcertante que sus silencios, sus plazas desiertas, esas arquitecturas clásicas minimalistas, esas sombras proyectadas en el suelo, esos maniquíes vivos…
La leyenda dice que empezó a pintar estas extrañas escenas al tener, como Munch, una visión mística en la Piazza Santa Croce que lo encaminaría hacia el mundo del arte.
Son las suyas pinturas inquietantes, pero también muy poéticas, evocadoras, profundas… Nadie puede negar la belleza de estos simples cuadros porque quizás hay más lógica en esas escenas ilógicas que en la vida real.
Aquí el profeta es un maniquí mirando una pizarra, que quizás contenga los más primarios secretos del universo, pero una sombra a la derecha parece amenazar la tranquilidad de la soleada plaza.