Hombre leyendo
Bendita incomodidad.
¿Vosotros también leéis en posturas incómodas? ¿O quizás sois de confortable mecedora con las páginas bien iluminadas…?
Lo cierto es que (casi) todos tenemos un lugar de lectura favorito, a ser posible con buena luz y mejor ambiente. En mi caso, cuando sale un poco el sol, me escabullo para unos minutos de lectura exterior. También la cama puede ser un lugar excelente (aunque cuidado con los líquidos). Y por supuesto, siempre está ahí el WC, asiento en el que un buen libro puede dejarte las piernas dormidas…
Creo que cualquier momento es bueno para abrir un libro (o un móvil, o un ordenador, o un audio-libro…): salas de espera, incómodos aeropuertos, aburridas filas en el supermercado, orgías, aquelarres… Hay quien considera de mala educación leer en la mesa, pero seguro que de vez en cuando también os pasa. Si lo que leéis es interesante, es probable que todo lo que rodee a esas letras desaparezca.
Tampoco hay porqué estar horas leyendo; una buena lectura puede ser breve… Supongo que por eso estáis leyendo HA!.
Y si os pasa como a este señor con bigote que se ha quedado embobado con la lectura, sois de los que podéis leer en cualquier lugar y posición. Miraos ahora, mientras leéis estas líneas y comprobad si sufren vuestras cervicales. Si es así, os recomiendo un cambio de postura.
En esta especie de boceto (inacabado?), Sargent retrata algo tan especial como es el placer de la lectura. La luz apunta al libro, que destaca sobre el (anónimo) bigotudo ensimismado entre ese maravilloso río de palabras. Un libro que, pese a estar construido con unas cuantas pinceladas —nada es lo mismo que el Impresionismo—, ya sabemos que le encanta al lector, por estar tan manoseado y doblado en las esquinas.
Vaya pedazo de artista, el Sargent.