Una capriota
Ir en busca de una aventura y encontrar a una musa.
John Singer Sargent tenía aproximadamente 22 años cuando decidió tomar unas vacaciones y recorrer la pequeña isla de Capri que tantos pintores y escritores plasmaban en sus obras. Disfrutando del sol de verano y la belleza natural del sitio, decidió que no sólo quería gozar del lugar sino también retratarlo, eventualmente, entre las bahías rocosas y recomendaciones de otros artistas terminaría por encontrar a su musa: Rosina Ferrera.
Rosina era una joven trabajadora de 17 años que, a pesar de las advertencias de los sacerdotes por involucrarse con artistas, fue objeto de inspiración para muchos pintores, destacando entre estos Edward Vaux y Frank Hyde. En la pequeña isla Rosina brillaba por su peculiaridad, su cabello oscuro y rizado, su postura, altura y forma de disfrutar de la vida.
En A Capriote Sargent la retrata recargada en un olivo mientras lo rodea con sus brazos asemejando la forma curveada del mismo. Su postura es tan natural que uno no cuestiona el espíritu de Rosina y la forma en la que es parte de la belleza natural de Capri.
De forma un tanto predecible y sin poder evitarlo, Sargent y Rosina se involucran románticamente durante el verano. La relación duró poco debido a que terminando sus vacaciones Sargent se marchó a París, sin embargo, durante su estadía hizo múltiples retratos de ella que, además de tener una técnica magnífica, nos deja ver el aprecio y confianza que desarrollaron.