
La cena
Nadie tiene boca.
Belkis Ayón fue una artista cubana que tuvo una carrera muy corta: se suicidó con sólo 32 años. No se sabe muy bien el motivo.
Especializada en grabado (y eso que el clima caribeño no es precisamente apropiado para esta técnica: hay demasiada humedad para trabajar con el papel), su obra bebe de la mitología abakuá, sociedad secreta de origen africano traído por los esclavos a la isla a principios del siglo XIX. Y partiendo de esta cultura ancestral, Ayón es capaz de hablar de su tiempo y sus propias circunstancias como artista, cubana, mujer y descendiente de esclavos. Son obras mágicas que de fondo también hablan de su raza y género, de su isla, de frustración y miedo, de censura y falta de libertad.
Antes de pasarse al blanco y negro (y grises), Belkis Ayón trabajó con colografías en color como esta Cena, que realizó con veintiún años cuando era aún estudiante. Belkis une grabado y collage en esta escena enigmática y colorida, quizás relacionada con un ritual Abakuá llamado iriampó, que es una especie banquete ceremonial colectivo, aunque son inevitables las asociaciones con la religión cristiana a la última cena.
Figuras de varios colores y varias poses participan en la cena y todos tienen algo característico de la obra de Ayón: no tienen boca. Algo muy curioso en una cena.