La ejecución del Emperador Maximiliano
Manet se inspira en Goya para denunciar el neocolonialismo francés en Mexico.
Manet pinta la ejecución de Maximiliano I, emperador de México.
Este tipo era el hijo del archiduque Francisco Carlos de Austria y cuando Napoleón III se metió en México decidió ponerlo a él de monarca títere para favorecer sus intereses colonialistas.
Por supuesto nadie quería a un aristócrata europeo como el nuevo Moctezuma y la oposición fue brutal. Al final, los franceses se retiraron, el imperio se cayó y el pobre Maximiliano fue capturado y condenado a muerte junto a dos de sus generales.
Aquí Manet quiso documentar el momento, quizás para que los parisinos fueran conscientes de un hecho histórico en el que alguien fue chivo espiatorio de los pecados franceses, pero Napoleón III (con el que ya había tenido sus problemillas) censuró la obra y prohibió toda reproducción.
Por supuesto no hay nada mejor para promocionar algo que prohibirlo, y así la obra se hizo famosísima.
Para esta obra, Manet se basa explícitamente en Los fusilamientos del 3 de mayo de su idolatrado Goya (ambos padres del impresionismo) y se documentó escrupulosamente, estudiando varias fotografías del hecho histórico. Como vemos en el paredón al fondo, las figuras son de lo más goyescas, y están apenas abocetadas, difuminadas como tapadas por el humo de la pólvora.
Llama la atención que el escuadrón de fusilamiento no vista el uniforme mexicano, sino el francés, una forma de culpar a Napoleón III del suceso. En cambio quien sí lleva sombrero mexicano es el propio Maximiliano.