Espárrago
Manet pinta el espárrago que faltaba del manojo de 1880
Manet vende al coleccionista Charles Ephrussi su cuadro de un manojo de espárragos por 800 francos. Pero Ephrussi le envía 1000 francos, y Manet, que no ve adecuado darle la vuelta, decide pintar un espárrago más y se lo remite con una nota: “Le faltaba uno a su manojo”.
Eso es elegancia.
Para el manojo, el impresionista se basó en los bodegones barrocos holandeses (su mujer era de ahí), pero en el caso del espárrago solitario, Manet decide situarlo en una composición novedosa, descentrado y desde un punto de vista inusual. La mayoría del cuadro lo llena la mesa de mármol.
Arriba a la derecha, la firma del artista en negro, porque a diferencia de los demás impresionistas y sus sombras violetas, Manet usaba el negro.