Torero Muerto
El padre del impresionismo realizó un arte de lo más moderno.
Nunca nos cansaremos de repetirlo: Este no es Claude Monet, que trabajaba en la misma profesión y vivía más o menos en el mismo lugar al mismo tiempo, utilizando más o menos las mismas letras… Este es Manet, el padre del impresionismo…
Sabemos que es bastante confuso…
Sólo recordad: Monet pintaba agua y paisajes. Manet en cambio pintaba prostitutas desnudas, y de vez en cuando cosas como este torero muerto, inspiradas como siempre en los clásicos (pero adaptadas a la vida moderna).
Manet envió esta obra al Salón de 1864 y los críticos casi se lo comen vivo. La figura del torero en escorzo fue acusada de falsa, nadie entendió ni el extraño punto de vista ni la luz irreal sin sombras, a pesar de que Manet quería conseguir sensación de realismo. Y ese fondo neutro… Manet quería parecerse a su ídolo Velázquez, pero nadie pareció captar el homenaje. Sólo vieron un torero deformado flotando.
Esas innovaciones pictóricas por las que hoy alabamos al padre del impresionismo fueron en su época objeto de las más crueles críticas, pero el artista no sólo defendió su obra con uñas y dientes, sino que llegó a retar a un duelo al crítico Edmond Duranty.
Aunque Duranty y Manet eran amigos desde hacía tiempo, el artista se tomó muy mal las críticas del escritor y en cuanto lo vio, le estampó el puño en la cara y le exigió la satisfacción de un duelo a espadas para resarcir su honor.
Duranty accedió al reto, a pesar de que ninguno de los dos tuviera el menor conocimiento de esgrima, y como podéis imaginar, la pelea fue un auténtico espectáculo. Se atacaron mutuamente con tanto entusiasmo y falta de habilidad, que las armas acabaron dobladas. Un par de cortes por aquí y por allá, y ambos decidieron que el honor se había satisfecho, terminando el duelo con un apretón de manos.