Los borrachos
El dios del vino baja a la tierra para hacer un botellón con nosotros.
Si ayer vimos a Caravaggio, hoy tenemos al otro gran artista barroco: Velázquez, que tituló a este cuadro «El triunfo de Baco», aunque es popularmente conocido como «Los borrachos».
El artista cuenta como el Dios del vino baja a la tierra y se toma unas copas con gente de a pie, gente que podemos encontrar en cualquier taberna. Porque de eso va el cuadro: un friso de figuras naturalistas.
Baco está un pelín pálido y tiene un poco de barriga (una iconografía tradicional de este entrañable personaje). Está sentado encima de un barril de vino y su cabeza está coronada por la hoja de la vid.
No sabemos porqué, pero le está poniendo a uno de los personajes otra corona de hiedra. Muchos historiadores creen que el coronado es un poeta inspirado por Baco (o quizás por la ingesta del zumo de las parras).
Detrás de Baco hay un sátiro que eleva a modo de brindis una copa de cristal (ya sabemos que Velázquez no perdía la oportunidad de mostrar las texturas de los objetos…).
Rodeando al Dios, tenemos a un grupo de borrachos con las jetas coloradas, sonriéndonos. Casi invitándonos a embriagarnos con ellos.