Marcela
(Fränzi)
El peso del siglo XX.
Marcela nos observa pacientemente. Parece estar esperando una respuesta de nuestra parte. No hay expectativa en su mirada, solo espera a que nos pronunciemos. Marcela posa ante el pintor. Hace poco que una comunidad de artistas se ha instalado en su barrio y parecen querer revolucionarlo todo. Se hacen llamar Die Brücke, y hablan de realismo, de nuevos lenguajes, de compromiso social y algo de que el sujeto se manifiesta a través del objeto. A sus diez años Marcela no comprende nada, pero disfruta de la compañía de esos hombres. Ernst, Eric y Emil son algunos de sus nombres. Ella es su modelo. Su musa.
Sabemos muy poco de Marcela, prácticamente nada. Ni siquiera sabemos si su nombre es ese o Fränzi, pues ella no era la única modelo del grupo y se conservan otras obras en las que quien posa es ¿otra? niña. Sin embargo, Marcela está desnuda ante nosotros, mostrándonos todo lo que es, aunque en el fondo, siga siendo un misterio.
Marcela parece llevar sobre sus hombros todo el peso de este principio del siglo veinte. Todo está apunto de cambiar salvajemente. Todo ha cambiando ya: el Polo Norte ha sido alcanzado, Marinetti y su velocidad publica su escandaloso «Manifiesto Futurista», comienza a proyectarse cine en color, a construirse el Titanic y Juana de Arco será beatificada. Todo ello mientras Serbia intensifica la producción de armamentos y los tambores de la guerra más cruenta de nuestra historia comienzan a sonar cada vez más fuerte.
Si el expresionismo es el lenguaje por el que el sujeto se objetiva, Kirchner y su ocre paleta es Marcela o, como Argan (1984) describe en su obra El arte moderno, Marcela es una imagen que el pintor expresa o extrae penosamente de sí mismo, un fragmento vivo de su propia existencia. Es algo inquietante, casi monstruosamente vivo, que el pintor comunica al mundo.
La frágil salud mental de Kirchner se agravará tras ser reclutado como un trozo de carne más en la Gran Guerra y acabará suicidándose en 1938. ¿Es acaso la mirada de Marcela una petición de ayuda? ¿Es su actitud de espera una llamada a una mano tendida? ¿Son su torpe trazo y sus colores apagados un grito de auxilio?