Ernst Ludwig Kirchner
Alemania, 1880–1938
Ernst Ludwig Kirchner Piper fue uno de los padres del movimiento expresionista alemán (una de las primeras vanguardias) al crear el grupo expresionista Die Brücke (El puente) en 1905. Su obra se caracteriza por la simplificación formal y un uso arbitrario del color. Creó una especie de culto a la subjetividad y lo «feo».
Kirchner comenzó a pintar de forma autodidacta. Iba a ser arquitecto (de hecho obtuvo el diploma) pero cuando conoció el grabado de madera (xilografía) su mundo cambió. Eso unido a su amor por el arte primitivo y a la pintura de Van Gogh dieron paso a una nueva y emocionante fase en la historia del arte: el expresionismo.
Las típicas formas de Kirchner recuerdan a la xilografía, con sus contornos de líneas gruesas, a veces irregulares, como si fueran incisiones en madera. Recuerdan un poco a Van Gogh, pero aún más sintético y bidimensional, de pinceladas todavía más gruesas, y una autonomía del color sin precedentes.
Su temática fue por lo general bastante escabrosa, muy en sintonía la forma con el contenido: tugurios, calles angostas, Berlín… Artistas de circo, bailarines y músicos de cabaret, prostitutas… todos al margen de la sociedad, o en términos nietzscheanos, del mismo mundo que los artistas plásticos.
Todo iba relativamente bien hasta que luchó en la Primera Guerra Mundial. Su salud se fue a la mierda, física y mentalmente. Con la llegada de los nazis unos años después Kirchner, fue casi el artista degenerado nº1, no aguantó más su estado depresivo y se suicidó en junio de 1938, justo como su adorado Van Gogh.