Muchacho mirando una aparición
Una de las pinturas más terroríficas de la historia del arte.
Goya pinta en un cuadro de minúsculo formato lo que parece ser un fantasma que se le aparece a un chico. El pobre muchacho de ricitos de oro se queda con la boca abierta en una mezcla de susto, sorpresa y fascinación.
La aparición sin embargo tiene la cara borrosa, deformada, terrorífica, y bien podría pertenecer a uno de esos fantasmas de una película japonesa de terror. No sabemos lo que pretende esa criatura brumosa, pero a juzgar por la atmósfera oscura que nos transmite el pintor, no debe ser nada bueno.
Es evidente que Francisco de Goya quería representar una escena de terror, como en muchas otras obras de esta época, en especial sus famosas Pinturas Negras. Este color predomina en esta pequeña miniatura, sobre todo en el fondo, que nos hace pensar en una terrorífica noche.
Los cuentos de terror estaba de moda en esos años del romanticismo y esa fue la época de las novelas góticas, «cuentos de fantasmas» que se empezaron a divulgar por todo el mundo con la crisis del racionalismo y el gusto por el folclore, en el que abundaban historias de espectros y figuras que se parecen por las noches en escenas como las de la imagen.