Mujer-Casa
Conceptos de feminidad.
En el siglo pasado, la feminidad era inseparable de la domesticidad. El ama de casa se convertía en una especie de ángel que merecía ser reconocido por sus funciones naturales: las capacidades reproductora y cuidadora se convertirían en la base de un concepto de feminidad que debería convertirse en la definición y valor de la mujer.
«[…] necesidad de viajar para huir de lo cotidiano alejándome lo más posible, sensación de caminar por encima del suelo, como a treinta centímetros sin equilibrio, claustrofobia, agorafobia…»
La mística de la feminidad, Betty Friedman, 1963.
Y aquí entra Louise Bourgeois y su Mujer-Casa, una pintura al óleo donde la artista dibuja un cuerpo sin cabeza, ahogado por el peso de una casa bloque que solo deja al descubierto los atributos de un físico de hembra. Así, Bourgeois juega con la ambivalencia entre la agorafobia provocada por el encierro —y que se refleja brillantemente en el color amenazantemente rojo que la rodea— y la claustrofobia que inevitablemente rodea a la mujer cuando su lugar de realización personal se halla delimitado por cuatro paredes que la aíslan de todo lo demás. Un contraste de síntomas casi tan grande como las contradicciones de una sociedad que se atreve a llamar a la mujer-niña y desposeída, «ama» de algo.
Esta obra es otra imprenta del miedo que caracterizaba a las creaciones de Bourgeois, y aunque fue realizado en la década de 1940, los gritos de su Femme-Maison todavía nos atraviesan. Es curioso que en 2021 sea una pandemia la que nos lleve de vuelta a encerrarnos en casa, difuminando la barrera, de nuevo, entre el ocio y el trabajo «doméstico». ¿Y qué gana ahora? ¿El miedo a lo de fuera, o el miedo a lo de dentro?