Mujer en el baño
Obra de madurez de Rembrandt.
La modelo es probablemente Hendrickje Stoffels, que vivió en la casa de Rembrandt hasta la muerte del pintor y que ejerció de criada y de algo así como de esposa. Aunque el matrimonio era válido a efectos legales, Rembrandt no se casaría con Henrickje para no hacer peligrar la herencia de Titus, hijo de su anterior matrimonio. Juntos tendrían otra hija.
Quizás un bosquejo de una imagen religiosa o mitológica (Susana o Betsabé, o la diosa Diana…) o quizás algo tan tratado en la historia del arte como es el tema de las bañistas, o cómo pintar a mujeres (a veces también hombres) en un momento de higiene íntima.
El caso es que es una obra que sorprende por su calidad y su frescura y su evidente erotismo vouyerístico, con el asunto de las telas mojadas y pegadas al cuerpo que estamos espiando sin compasión.
De un acabado inusualmente espontáneo para ser una pintura barroca, hasta parece una obra inacabada, si no fuera porque el orgulloso artista la da por finalizada firmándola y fechándola.
Algo típico de Rembrandt es el uso extraordinario de la luz, que consigue penetrar en las penumbras de la escena, dotando a todo de una atmósfera palpable, a la vez que casi onírica.