Perfomance en la documenta 5
Transgrediendo fronteras.
Nos situamos. Estamos en 1972, en la ciudad alemana de Kassel, en la quinta edición de la Documenta, una de las exposiciones de arte contemporáneo más importantes del mundo; se celebra cada cinco años y dura, nada menos, que 100 días.
En el furor de la inauguración de este pedazo de evento, dirigido en esta ocasión por el mítico comisario Harald Szeemann, pasa completamente desapercibido un señor vestido de negro situado, inmóvil, en la puerta del recinto con un pie dentro y el otro fuera. En el «mundo normal» sin duda, se trataría del portero, y hasta aquí el interés de la historia: cero. Pero… estando en la Documenta, este gesto permite un abanico de posibilidades:
a) se trata de un artista que performa portero
b) se trata del portero que performa artista
c) es un artista que performa artista/portero a la vez que portero/artista… y, aun, con una probabilidad muy escasa, podría ocurrir que fuese el portero.
Se trata del artista James Lee Byars realizando lo que yo llamaría «La Perfomance». Este señor, con su sola presencia, trasgrede fronteras como si no hubiera un mañana. Para empezar, cuestiona la propia institución museística: la frontera espacial (vamos, la puerta) marca distancias claras entre lo que se considera museable y lo que no. Seguimos con la frontera temporal: su presencia más que efímera, contrasta con la trascendencia a la que aspira toda obra (y su autor).
Byars no olvida otra frontera esencial, la frontera social entre el público especializado y «los otros» que, por supuesto, no están invitados y que habrán de conformarse con verlo todo —incluso su propia acción— a través de imágenes captadas por los llamados expertos. Así recoge, en simplísimo gesto, todo lo que representa el arte contemporáneo, desde los procedimientos hasta la obra convirtiéndose, él mismo, en una pregunta desconcertante.
Por cierto, el lema de la Documenta 5 fue Cuestionando la realidad / Imágenes de hoy.