La artista está presente
La artista se sienta.
A esta mujer le va la caña. No puede negarse. Tiene, a partes iguales, admiradores que consideran sus obras genialidades y detractores, que creen que sus piezas son meras chorradas.
La artista está presente es una de sus acciones más populares. Se inauguró el 14 de marzo de 2010 en el MoMA de Nueva York y, en ella, Abramovic permaneció 736 horas y 30 minutos sentada inmóvil frente a una mesa. Los espectadores eran invitados, por turno, a sentarse enfrente y mirarse a los ojos, en silencio, arrancando lágrimas, sonrisas o nada. Para esta acción, fue instalado un water debajo de su silla para que hiciera sus cositas ya que no podía levantarse durante el horario de apertura al público.
La acción acaba en el momento en que se sienta su ex compañero y ex amante, Ulay, a quien hacía 23 años que no veía —su despedida, como no, se inmortalizó en otra perfomance titulada Los amantes en la Gran Muralla China— y la artista se derrumba en este momento, cual telenovela. Quizás, esta perfomance dentro de la perfomance, le resta solemnidad al propósito inicial de confrontar a un vulnerable espectador ante un ser ajeno pero, también esto es muy abramoviquiano, le añade muuuuucho sensacionalismo.
En este trabajo, la artista se versiona a sí misma ya que desarrolló una acción similar en los años 80 titulada Nightsea Crossing, en la que ella y Ulay, cada uno a un lado de una mesa, se miraban a los ojos en silencio durante horas.
Lo que tampoco puede negarse es que la artista es pieza clave del género de la perfomance hoy. Abramovic, junto a nombres como Vito Acconci, Bruce Nauman, Vali Export o Gina Pane, recogió el testigo de las propuestas planteadas por los dadaistas en su día y los accionistas vieneses después, para hacer del body, body art. A sus 73 años es conocida como la abuela de la Perfomance y, quizás, su principal legado sea la popularización de un género que, además, cuenta con gran cantidad de nombres femeninos.
Como anécdota, la performer norteamericana Anya Liftig realizó, a su vez, otra perfomance titulada The anxiety of influence sentándose frente a Abramovic caracterizada como ésta. Nunca sabremos qué pensó la performer performada.