Semillero
Una obra seminal.
Un espacio vacío salvo una rampa de madera. Gafapastas paseando por la galería desconcertados cuando de pronto escuchan algo por los altavoces de la sala… Es la voz de Vito Acconci, gimiendo y diciendo cosas de lo más sucias (léase: Me estás presionando el coño en la boca
y Estás clavando tu polla en mi culo.
Son las fantasías sexuales de este poeta convertido en performer y hablan directamente de la gente que está en la galería.
Incómodos, los participantes de esta performance se dan cuenta de que el artista está presente. ¡Vaya si lo está! Se encuentra escondido debajo de la rampa, y se está masturbando como un poseso. Acconci, además de ser un guarro, juega con la ultra-conciencia de su espectador mientras él está en un estado de semi-trance. Una forma de arte nunca vista, aunque al fin y al cabo, la creación artística es, literalmente, una masturbación.
Acconci se masturbó en el transcurso de tres semanas, ocho horas al día, basando sus fantasías en los movimientos de los visitantes que pasean por encima de él y narró estas fantasías en directo, sin filtros. Así consiguió un choque entre lo público y lo privado resumido en un acto de lo más cotidiano, a la vez que primitivo.
Seedbed fue un trabajo seminal (¿os gusta el chiste?) con el que Acconci, con una intervención mínima, pero de carácter extremadamente íntimo, transformó el espacio físico de la galería. Como una escultura, como una instalación. Pero sólo con él (y su polla, claro) creando una conexión incómodamente íntima entre artista y público, aún sin llegar a verlo.
Hoy Seedbed es considerada una obra seria, de gran calado en el arte de la segunda mitad del siglo XX. Un ejemplo de body art que podéis ver documentada con pelos y señales en una institución tan ilustre como el Met de Nueva York.
Y es que ya lo decía Beuys… Todos somos un poco artistas…