Tren blindado en acción
"La guerra es un motor para el arte".
En 1915 Italia se metió en la Primera Guerra Mundial. Ese mismo año los futuristas gritaron: La guerra es un motor para el arte.
El futurista Gino Severini pintó este cuadro en esas fechas tan señaladas, e intentó reflejar tanto el grito del manifiesto como la entrada de su paía en la guerra, que veía como algo positivo. Después de todo estaba convencido de que el conflicto daría lugar a una nueva identidad italiana, Italia volvería a ser grande en lo militar y lo cultural, y se liberaría a su país del peso del pasado.
Puro proto-fascismo en unos tiempos en los que el fascismo era quizás la vanguardia, la modernidad en la política.
Severini, por supuesto, no fue a la guerra a causa de «problemas de salud», pero vio como ocurría todo. Vio desde su casa en París el ir y venir de los trenes blindados en la estación de Denfert-Rochereau. Vio como se bombardeaba la ciudad. Vio como las máquinas, los motores, las armas, los cañones, el humo y el ruido se convertían en el nuevo paisaje.
Severini aplicó recursos del cubismo en esta obra para transmitir todo ese movimiento. Estos cinco soldados en el tren blindado disparan sus fusiles envueltos en humo que lo llena todo a su alrededor. Es casi como hacer una estética de la violencia, del dinamismo, de la energía.
Lo cierto es que vista así, la guerra es casi hermosa.