Untitled
(Go-Go Dancing Platform)
Bailando en gayumbos.
Desde el mismo año de su creación —en que fue expuesta por primera vez en la Andrea Rosen Gallery de Nueva York y en la Fundación Caja de Pensiones de Madrid, en una exposición que llevó por título «El Jardín Salvaje»— esta pieza tiene un carnet de baile lleno: de mayo a agosto de 2021 (Coronavirus mediante) podremos verla en el Walker Art Center de Minneapolis compartiendo cartel con lo más granado del arte.
Como es propio de González-Torres, sus piezas son en apariencia sencillas —un señor que está tremendo bailando sobre una plataforma en calzoncillos de lamé plateado al son de una música que solo él oye durante cinco minutos al día— pero se trata de obras de gran carga social y política. Recordemos que el tema del artista cubano fue la denuncia del abandono y estigmatización de los homosexuales en los años 80 y 90 en relación al SIDA.
La plataforma actúa a modo de peana, encumbrando al bailarín que se enfrenta en solitario, como suelen hacerlo los rechazados, a las miradas y la crítica pública formando un trio: institución, espectador y bailarín que —ya que están, propongo— deberían decirse algo.
La colocación de esta obra en museos y galerías de prestigio suele estar muy medida: suele exhibirse rodeada de piezas estáticas resaltando los meneos del musculado o, como ocurrió en la Beyeler Foundation (2010), donde estuvo rodeada de cuadros de Picasso, señor famoso, también, por misógino y machista.
El artista cubano, a través de la danza, pone en cuestión qué es eso de la masculinidad. ¿Solo las mujeres bailan y los hombres que lo hacen son degenerados en la noche viciosa que, al despuntar el día, deben esconderse? Esta pieza, en museos de alto rango, une alta y baja cultura como pocas y recoge toda una tradición acerca del arte corporal iniciada por las acciones fluxus, Yves Klein y sus famosas antropometrías o Piero Manzoni y sus esculturas vivientes.
En 2016, cuando la obra cumplía 25 años, en la Frieze Art Fair de Londres se incorporó una novedad: Cuando el bailarín subió a la plataforma delante de unos espectadores que esperaban los contoneos habituales, no bailó sino que habló:
(…) Ah! ¿Estás… esperando a que baile?…. Me temo que no podré. Sé que esperas que yo… Seguro que has visto muchas fotos mías bailando en libros de arte y revistas… Y algunos de ustedes probablemente me hayan visto bailar en algunas grandes galerías en la última década… (…) Pero ya no puedo hacerlo…De vez en cuando, el Sr. Coleccionista solía prestarnos a museos internacionales para exhibirnos y exponernos a personas como tú, mis adorables, elegantes y educados amantes del arte. Desde entonces y hasta ahora ¡Todo ha estado tan controlado! la temperatura, la humedad, incluso el aire que respiro (…) Solo sé que como obra de arte, tengo un deseo cargado política e ideológicamente,… que no puedo abordar ni articular aquí y ahora!… No sé porque (…).
¡Genial!