Flores en el cuerpo
La huella de la feminidad en la tierra.
Demasiado poco se ha hablado de Ana Mendieta. Y quiero contribuir aquí —en un pequeñísimo porcentaje de lo que en realidad merece— a recuperar la memoria y el reconocimiento a esta artista cubana cuya obra cayó, igual que su cuerpo, por la ventana de un 34o piso del West Village de Nueva York.
Mendieta había nacido en Cuba en 1948. Con 12 años emigró a EEUU, buscando una vida con más oportunidades de las que la Cuba del régimen castrista le podía ofrecer.
En Iowa, pudo estudiar Bellas Artes, pero fue su salto a Nueva York el que le permitió explorar con las nuevas manifestaciones artísticas de los 70’s: el Land Art, el Body Art o el Arte Conceptual. Ana acabó creando una personal fusión de esos tres movimientos artísticos, sumándole las reivindicaciones del movimiento feminista y las referencias al arte ritual y la santería de su Cuba natal.
Un arte de una riqueza extraordinaria tanto en referentes, como en originalidad.
Su discurso se centrará mayoritariamente en la reivindicación del cuerpo como medio expresivo. Utilizar el propio cuerpo para conducirnos a la reflexión. Para invitarnos a reflexionar sobre los temas de su época, que son, casualmente, los mismo que los de la nuestra: la belleza, el género, la identidad, la relación con la naturaleza…
La serie Siluetas es uno de los ejemplos dónde el Body Art se fusiona con el Land Art y dónde, a la vez, subyace el Arte Conceptual, priorizando la idea más que no su resultado plástico. Són un conjunto de obras realizadas entre 1973 y 1980 en las que la artista representa la silueta de la mujer en distintos materiales y soportes naturales: la piedra, el fuego, la sangre, etc… Son obras efímeras por su propia condición, la Tierra y el paso del tiempo se encargarán de borrarlas. Por eso la artista las fotografiaba, guardándolas así en la memoria colectiva. Mendieta les llamaba esculturas «Earth/Body» porque eran hechas con el cuerpo y la tierra; con su cuerpo en la tierra.
En una de sus Siluetas llamada Flowers on the body realizada en México en el año 1973, la artista yace en un hoyo cavado por ella misma en la tierra, mientras de su cuerpo brotan plantas y flores. Su cuerpo, desnudo, integrado como un elemento más de la naturaleza, es el medio a través del cual la vida se manifiesta: las plantas, las flores, es decir, el fruto y la belleza.
La imágen recuerda bastante a la preciosa Ofelia del prerrafaelita Millais en su tumba natural, sin embargo aquí, la muerte no es un símbolo de final, si no de renacimiento. Mendieta nos expone el cuerpo femenino como principio de vida, de conexión con la madre Tierra, de ciclicidad y de capacidad creadora. Pero también nos habla de la pertenencia a un lugar físico, a nuestras raíces, y a la relación del ser humano con la naturaleza, ese lugar que, quizás, nunca deberíamos haber abandonado.
Ana fue valiente, fue arriesgada, fue apasionada y visionaria: sus inquietudes, entonces, son nuestras inquietudes, ahora.
Ojalá pudiéramos rescatar a Ana en el segundo antes de caer por la ventana, en el momento justo en el que su vida voló por los aires y su obra quedó empañada para siempre por ese trágico suceso. Ojalá pudiéramos haber gozado del arte de Mendieta por muchos años más, hasta que se la hubiera llevado una muerte tan natural como su obra.